Un día soleado de verano, María Soca estaba caminando por el parque en busca de un lugar tranquilo para leer su libro favorito. De repente, tropezó con una piedra y cayó al suelo, haciendo que todos sus libros se dispersen por el pasto. Oscar Martínez, quien también estaba caminando por el parque ese día, vio a María caer y corrió hacia ella para ayudarla a levantarse. Al ver que sus libros se habían regado, Oscar se ofreció a ayudar a María a recuperarlos. Mientras recogían los libros juntos, comenzaron a conversar y descubrieron que compartían intereses similares en la literatura y la música. Fueron tan absorbidos por la conversación que no se dieron cuenta de cuánto tiempo habían pasado juntos. Desde ese día, Oscar y María se convirtieron en fieles amigos y compañeros literarios, y pasaban horas enteras juntos discutiendo sobre sus autores favoritos y compartiendo sus lecturas. Con el tiempo, su amistad se convirtió en amor, y la casualidad del parque los llevó a crear una relación duradera y significativa.