Marie-McDonald, encantada, le preguntó a Richard-Allord si quería ir a dar un paseo por el parque. Richard, sin dudarlo, aceptó. Comenzaron a caminar mientras se iban conociendo más profundamente. Al final del paseo, Richard le preguntó a Marie si quería ir a tomar un café, a lo que ella accedió encantada. Desde ese día, Marie y Richard no se separaron más y se convirtieron en inseparables.