Joe DiMaggio y Marilyn Monroe mantuvieron una relación poco convencional y tumultuosa que fascinó al mundo en los años 50. Se conocieron en un evento benéfico en 1952 y rápidamente se enamoraron. DiMaggio, un legendario jugador de béisbol, se sintió atraído por la belleza y la glamour de Monroe, mientras que ella se sintió reconfortada por la atención de un hombre fuerte y protector. Se casaron en 1954 en San Francisco, en una ceremonia que se convirtió en un evento mundial. Sin embargo, la felicidad matrimonial de la pareja fue efímera. Su luna de miel en Japón fue un completo desastre, y a Monroe le resultó difícil lidiar con el temperamento posesivo de DiMaggio. Monroe comenzó a trabajar en la película "El Príncipe y la Corista" en Inglaterra y DiMaggio viajó allí para visita. Se dice que su efusiva demanda de atención y posesividad se combinó con la falta de riesgo de la actriz y su deseo de intimidad y provocó una crisis. Cuando la película se estrenó, Monroe supuestamente se sintió ofendida por su esposo cuando se quejó de que algunos de los vestidos que usaba en la película eran demasiado pequeños. La pareja se separó poco después de su regreso a los Estados Unidos, aunque nunca se divorciaron oficialmente. La trágica y repentina muerte de Monroe en 1962 golpeó a DiMaggio en lo más profundo. Se dice que visitó regularmente su tumba en Los Ángeles durante los años que siguió a su muerte. Incluso después de la muerte de Marilyn, Joe nunca volvió a casarse y, según algunos informes, mantuvo una llama puramente platónica de amor por ella hasta su propia muerte en 1999.
