Bruce-MacFarlane y Marion-Burns se conocieron en un pequeño café en el centro de la ciudad. Ambos habían estado allí varias veces antes, pero nunca habían hablado entre sí. Sin embargo, esa noche, los dos se encontraron sentados uno frente al otro y comenzaron a hablar mientras compartían un delicioso pastel de manzana. Comenzaron hablando de cosas simples, como el clima y la música, pero rápidamente se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Bruce era un experto en tecnología y Marion era una artista talentosa. A medida que seguían hablando, descubrieron que la combinación de sus habilidades podría ser muy prometedora. Decidieron trabajar juntos en un proyecto que combinaría el uso de la tecnología con el arte. Después de varias semanas de trabajo duro, finalmente lanzaron su creación al mundo: un software que permitía a los artistas crear animaciones 3D sin la necesidad de habilidades técnicas complicadas. El software fue un éxito instantáneo y pronto su pequeño equipo de dos personas se convirtió en una empresa próspera. Bruce y Marion nunca olvidaron cómo se conocieron y siempre estuvieron agradecidos de haber coincidido en aquel pequeño café una noche.
