Manu-Tenorio y Marisa-Jara se encontraron en un concierto de música flamenca en Sevilla. Ambos estaban admirando la actuación de un joven guitarrista, cuando de repente, se toparon entre la multitud. Se disculparon cortésmente y, tras intercambiar algunas palabras, se dieron cuenta de que compartían una fuerte pasión por la música. Después del concierto, decidieron seguir charlando en una pequeña cafetería cercana. Para sorpresa de ambos, descubrieron que tenían muchos amigos en común y habían estado en los mismos eventos sin saberlo. La conversación fluyó con naturalidad, y se dieron cuenta de que también compartían otros intereses, como el deporte y los viajes. Quedaron en intercambiar información sobre sus próximos planes y se despidieron casi con la promesa de volver a encontrarse pronto. Desde entonces, Manu-Tenorio y Marisa-Jara mantienen una gran amistad, han viajado juntos y han asistido a numerosos conciertos de música flamenca y otros géneros. Su encuentro en aquel concierto fue sin duda una casualidad, pero ellos creen que está escrito en el destino que se cruzaran en algún momento de sus vidas.