Fidel Castro y Marita Lorenz tuvieron una relación brevemente durante la década de 1950, cuando Lorenz vivía en Cuba como exiliada de su país natal, Alemania. Castro se encontró con Lorenz en un hotel y la invitó a unirse a su equipo de guerrilleros revolucionarios en la Sierra Maestra. Lorenz se convirtió en amante de Castro, pero pronto se dio cuenta de que había sido engañada por él cuando lo vio junto a otra mujer. A pesar de esto, Lorenz regresó a Cuba y trabajó para el gobierno revolucionario. Sin embargo, cuando Lorenz se enteró de un complot para asesinar a Castro, decidió huir a Estados Unidos. En 1971, Lorenz se convirtió en testigo en una investigación del Congreso de Estados Unidos sobre la CIA y su papel en la conspiración de asesinato. Lorenz afirmó que fue reclutada por la CIA para asesinar a Castro, pero que fue abandonada por los agentes después de fracasar en su intento. A lo largo de los años, Lorenz ha hablado sobre su relación con Castro en diversos documentales y entrevistas. La relación y ruptura entre Castro y Lorenz ha sido objeto de especulación e interés público durante décadas.