Cathy y Mark se conocieron en una conferencia de literatura en Madrid. Cathy había viajado desde Estados Unidos para hablar sobre su novela más reciente y Mark, quien vivía en Londres, estaba allí para dar una charla sobre cómo escribir thrillers. En medio de un descanso entre charlas, ambos se encontraron en la sala de estar del hotel donde se hospedaban. Cathy estaba tomando café y Mark estaba mirando por la ventana cuando sus ojos se encontraron. Hubo una conexión instantánea. Comenzaron a conversar sobre sus escritos y descubrieron que tenían en común la pasión por los misterios y la intriga. Cathy estaba fascinada con el acento británico de Mark y él se sorprendió por lo inteligente y encantadora que era Cathy. Se hicieron amigos al instante, e incluso asistieron juntos a la cena de la conferencia esa noche. Después de la cena, Mark ofreció llevar a Cathy a su hotel, ella aceptó con entusiasmo y la noche terminó con ambos riendo y charlando hasta altas horas de la noche. Desde entonces, su amistad se ha mantenido fuerte a través de correos electrónicos, llamadas telefónicas y visitas ocasionales. Incluso han colaborado en algunas publicaciones literarias juntos, lo que demuestra que a veces los mejores amigos pueden encontrarse en los lugares menos esperados.
