Souji Kusanagi y Markus Henkel se conocieron en un pequeño café en el centro de Tokio. Souji estaba sentado en una mesa, leyendo un libro y tomando un café, cuando Markus entró y se acercó a la barra para pedir un capuchino. Souji notó a Markus y pensó que parecía algo preocupado. Markus tenía una expresión nerviosa en su rostro y parecía estar distraído. Souji se acercó a Markus y le preguntó si estaba bien. Markus, que no hablaba mucho japonés, tenía problemas para explicar su situación. Sin embargo, Souji fue lo suficientemente paciente como para escucharlo y entender sus problemas. Después de hablar por un rato, Souji y Markus se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y se hicieron amigos. Desde ese día en adelante, Souji y Markus seguían reuniéndose en el mismo café, compartiendo historias y conversando sobre sus intereses compartidos en el arte y la cultura. Eventualmente, se convirtieron en amigos cercanos y comenzaron a trabajar juntos en algunos proyectos de arte.
