Ginette Spanier y Marlene Dietrich eran muy buenas amigas. Se conocieron en 1930 en un cabaret en Berlín donde Dietrich cantaba y Spanier tocaba el violín. Spanier, de origen judío, huyó de Alemania en 1933 debido al ascenso del régimen nazi y se instaló en París. Dietrich, quien ya había comenzado su carrera cinematográfica en Hollywood, ayudó económicamente a Spanier y la ayudó a conseguir trabajo como músico en la ciudad francesa. Durante la Segunda Guerra Mundial, Dietrich apoyó a Spanier y su familia financiera y emocionalmente. Incluso ofreció adoptar a su hija, Eva, para protegerla de la persecución nazi. Después de la guerra, Spanier se reunió con Dietrich en Nueva York donde continuaron su amistad. Spanier falleció en 1989 y Dietrich asistió a su funeral. La relación entre Ginette Spanier y Marlene Dietrich fue una muestra de amistad verdadera y lealtad en tiempos difíciles.