Edwin Booth, uno de los actores más famosos del siglo XIX, y Mary McVickers, una actriz y cantante de ópera, tuvieron una relación sentimental durante varios años. Aunque nunca se casaron, se dice que Booth estaba profundamente enamorado de McVickers y la consideraba su musa. Booth y McVickers se conocieron en 1863, cuando ella tenía solo 17 años y estaba haciendo su debut en el escenario. Booth, que ya era un actor consolidado, se ofreció a ayudarla a mejorar sus habilidades interpretativas y rápidamente se hicieron amigos cercanos. Durante los años siguientes, Booth y McVickers fueron compañeros de escenario en varias producciones y se rumoreaba que eran más que amigos. Sin embargo, Booth estaba casado en ese momento con su esposa, Mary Devlin, con quien había tenido una hija. A pesar de esto, Booth y McVickers mantuvieron su relación en secreto y fueron vistos juntos en público en varias ocasiones. Algunas fuentes incluso sugieren que Booth habría estado dispuesto a dejar a su esposa por McVickers, pero nunca lo hizo. La relación llegó a su fin en la década de 1870, después de que Booth se separara de su esposa y se mudara a Europa durante varios años. Cuando regresó a Estados Unidos, se casó con otra mujer y nunca se volvió a saber de su relación con McVickers. Aunque su romance fue breve y tumultuoso, la relación entre Edwin Booth y Mary McVickers sigue siendo una de las historias de amor más intrigantes en la historia del teatro.
