Justine Wachsberger y Matthew Smiley se conocieron en una noche de verano, en un bar de la ciudad. Ambos estaban allí con sus respectivos amigos, disfrutando de la música y del ambiente. Justine notó a Matthew de inmediato, pues era imposible no hacerlo. Con su sonrisa amistosa y su presencia dominante, resaltaba entre la multitud. Cuando se acercó a pedir una bebida, Justine aprovechó para entablar conversación. Descubrió que Matthew era un fotógrafo talentoso y que compartía su pasión por los viajes y la comida. Comentaron durante horas sobre sus lugares favoritos en el mundo y sobre la comida más exótica que habían probado. A medida que avanzaba la noche, se dieron cuenta de que tenían una conexión especial y que parecían complementarse perfectamente. Compartieron risas, historias y secretos, y se dieron cuenta de que no querían que la noche terminara. Intercambiaron números de teléfono y se prometieron volver a verse pronto. Después de esa noche, Justine y Matthew se volvieron inseparables. Descubrieron juntos los rincones más hermosos del mundo, se aventuraron en restaurantes increíbles y se apoyaron mutuamente en las buenas y en las malas. Ahora, muchos años después, siguen siendo amigos cercanos y algunos dicen que su conexión sigue siendo tan fuerte como la primera noche que se conocieron.
