Alexandra y Matthias se conocieron en un bar en Antwerp, Bélgica. Él estaba sentado solo en una mesa mientras ella venía con sus amigas a divertirse un poco. Al pasar por su mesa, Matthias miró a Alexandra con una sonrisa que ella encontró irresistible. Después de un rato, ambos comenzaron a hablar y no pudieron dejar de hacerlo durante toda la noche. Descubrieron que compartían una gran pasión por el arte y la naturaleza y tuvieron una conexión muy especial. Desde ese día, se convirtieron en los mejores amigos y compañeros de vida, enfrentando juntos todos los desafíos que la vida les presentaba.