Un día de verano, Matyas-Dosa y Alexandra-Balazsfi se encontraron en un parque mientras paseaban a sus perros. Los canes se hicieron amigos enseguida y empezaron a jugar juntos, lo que hizo que sus dueños también tuvieran la oportunidad de hablar y conocerse. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por los animales, la música y los deportes al aire libre. Decidieron intercambiar números de teléfono y seguir en contacto. Pronto, empezaron a quedar para tomar café y charlar sobre sus intereses y aficiones. La amistad entre Matyas-Dosa y Alexandra-Balazsfi se fue fortaleciendo con el tiempo, y se convirtieron en grandes amigos. Hoy en día, siguen paseando a sus perros juntos y disfrutando de su amistad, recordando con cariño aquel día en el parque donde se conocieron.
