Un día soleado en Estambul, Mehmet caminaba tranquilamente por el parque cuando escuchó a alguien que tocaba música en vivo. Se acercó y descubrió a Saba tocando su guitarra con gran habilidad y emoción. Quedó impresionado con su talento y, después de su presentación, se acercó a ella para felicitarla. Comenzaron a hablar y descubrieron que compartían la misma pasión por la actuación y la música. A partir de ese día, siempre que Mehmet tenía tiempo libre, iba al parque a escuchar a Saba tocar. Siempre se emocionaba con su música y se daba cuenta de que ella también lo observaba desde el escenario. Después de varias semanas, Saba decidió invitar a Mehmet a cantar con ella en una de sus presentaciones, lo cual él aceptó gustosamente. Desde entonces, Mehmet y Saba se hicieron amigos inseparables y comenzaron a hacer música juntos, nunca dando su talento por sentado.
