Un día soleado de verano Carmen-Phillips y Michael-Dante coincidieron en un parque. Carmen caminaba con su perro Max cuando de repente lo soltó para que corriera por el pasto. Max fue tan afortunado que corrió hacia el camino de Michael-Dante que trotaba en su bicicleta. Max se cruzó en el camino de Michael-Dante y fue inevitable que lo atropellara. Carmen se acercó muy preocupada y preguntó si Max estaba bien, y Michael-Dante se disculpó y ofreció llevar a Max al veterinario. Durante el viaje al veterinario, Carmen y Michael-Dante descubrieron que tenían muchas cosas en común y una química única surgió entre ellos. Desde entonces, Carmen y Michael-Dante fueron inseparables, y Max se convirtió en su fiel compañero de aventuras.
