Mary-Ann Dobbs y Mike Stone se conocieron en una tarde lluviosa en un café del centro de la ciudad. Ambos estaban sentados en una mesa, cada uno absorto en su propia lectura, hasta que un rayo iluminó el local y provocó que la luz se fuera. En ese momento, Mary-Ann levantó la vista y se dio cuenta de que no había llevado consigo ningún libro adicional para ocupar su tiempo mientras aguardaba el regreso de la luz. Miró en dirección a Mike, quien también había dejado su libro a un lado. De manera casual, Mary-Ann preguntó si por casualidad tenía algún libro extra que pudiera prestarle. Mike, amablemente, respondió que tenía uno en su automóvil y se ofreció a ir a buscarlo. Cuando regresó con el libro, la luz aún no había regresado, y ambos se dispusieron a charlar. Hablaron sobre sus libros favoritos, sus pasatiempos y su trabajo. La conversación fluyó fácilmente, y cuando finalmente la luz regresó, se sorprendieron de que habían pasado horas hablando. Antes de separarse, intercambiaron números de teléfono y prometieron volver a verse. Y así fue como comenzó la relación entre Mary-Ann Dobbs y Mike Stone, gracias a un apagón y a un libro prestado.
