Un día soleado en el parque, Mikey Green jugaba con su perro cuando Sarah Harding se acercó con su perro también. Los perros se acercaron y comenzaron a jugar juntos, lo que llevó a una conversación entre los dueños de los perros. Descubrieron que eran vecinos y comenzaron a hablar más y más mientras sus perros jugaban. A partir de ese día, Mikey y Sarah comenzaron a salir juntos y caminar juntos con sus perros, y eventualmente se enamoraron. Fue amor a primera vista tanto para ellos como para sus adorables mascotas. Desde entonces, han sido inseparables y aún visitan el parque donde se conocieron para recordar ese momento especial.