Mikhail y Tatyana se conocieron en una tarde soleada en el centro de Moscú. Ambos se tropezaron en el mismo café al intentar agarrar el último croissant de la bandeja. Mikhail estaba en casa de una amiga, nervioso por su próximo examen, pero decidió darse un respiro y disfrutar de un café en un lugar nuevo. Tatyana, por su parte, estaba en una reunión de trabajo cuando decidió tomarse un descanso y disfrutar de un dulce. Después de ser testigos del incidente, comenzaron a charlar y pronto descubrieron que compartían una pasión por la poesía y la música clásica. Desde entonces, han estado juntos como amigos y confidentes, disfrutando de conversaciones profundas y largos paseos por la ciudad. Inesperadamente, su amistad comenzó a florecer en un romance apasionado que los ha mantenido juntos durante muchos años.
