Bill habia estado trabajando en una gran empresa desde hacía varios años cuando un día recibió un email de su jefe que decía que había una nueva empleada llamada Morgana que iba a trabajar en el mismo departamento que él. Bill sintió curiosidad por conocerla. Una semana después de su llegada, mientras estaban en una reunión de equipo, Bill notó cómo Morgana comentaba inteligentemente sobre un tema que a él también le apasionaba. Mucho más tarde, cuando todos los demás se habían marchado, él se acercó a ella, le preguntó si quería tomar un café y charlar un poco. A Morgana le gustó la idea, así que aceptó. Durante esa primera charla, descubrieron que no sólo compartían una gran pasión por los temas de la empresa, sino también por los viajes, la comida exótica y el cine clásico. Desde ese momento se encontraron de manera casual en distintos lugares, yendo a comer juntos en algunos casos, o poniéndose de acuerdo para ir a ver una película interesante. Con el tiempo comenzaron a tener una amistad más estrecha, y comenzaron a compartir más tiempo juntos fuera del trabajo. Parecían entender muy bien los pensamientos del otro, y disfrutaban de lo que hacían juntos. Todo marchaba tan bien que a nadie en la empresa le sorprendió que Bill y Morgana comenzaran a salir juntos. Esta pareja se conoció en el trabajo, y aunque al principio solo eran compañeros, encontraron en el otro a alguien con quien compartían intereses y gustos. El tiempo que pasaron juntos les permitió conocerse mejor y entender lo que el otro valoraba. Bill y Morgana construyeron una relación con base en la compatibilidad, la conversación y la admiración mutua.
