David Wilcox y Nadine Coyle se conocieron en una soleada tarde de verano en las calles de Dublín. David había llegado a la ciudad para tocar en un pequeño bar local y Nadine, quien paseaba por la calle, se detuvo a escuchar la melodía que David estaba interpretando. Al finalizar la canción, Nadine se acercó a David para felicitarlo por su talento y le preguntó si podía tocar otra canción. David aceptó complacido y tocó una canción que había escrito recientemente. Nadine quedó impresionada con su capacidad para componer y le sugirió que debería ir a Londres y explotar su talento allí. David se mostró agradecido y le confesó que estaba un poco perdido en cuanto a cómo seguir su carrera musical. Nadine, quien tenía experiencia en la industria musical, le ofreció su ayuda y juntos, comenzaron a esbozar un plan para lanzar la carrera de David. En ese momento, ambos sabían que habían encontrado algo especial en el otro y que juntos, podrían lograr grandes cosas. Y así, comenzó una colaboración creativa y una amistad duradera.
