Un día de verano, Ne-Yo caminaba por las calles de Nueva York con la mente en otro lado, cuando de repente escuchó una melodía que lo detuvo en seco. Buscó con la mirada de donde venía el sonido y vio a una mujer sentada en el suelo tocando la guitarra mientras cantaba con pasión. Ne-Yo se aproximó y al final de la canción, le dijo que tenía una voz espectacular y le preguntó cómo se llamaba. Ella se presentó como Simply-Jess y le contó que llevaba años tocando en la calle para poder pagar sus gastos y perseguir sus sueños. Ne-Yo quedó impresionado y le propuso grabar con ella en el estudio de grabación donde estaba trabajando. Simply-Jess aceptó emocionada y juntos pasaron semanas creando música que los transportaba a otra dimensión. Descubrieron que tenían una química increíble y se dieron cuenta de que habían encontrado en el otro a un compañero de música y un amigo para toda la vida. Desde ese momento, Ne-Yo y Simply-Jess siguieron trabajando juntos y creando éxitos musicales que llegaron a las listas de popularidad en todo el mundo.
