Katie y Oliver se encontraron por casualidad en una cafetería mientras hacían cola para pedir una taza de café. Ambos se miraron mientras esperaban y, sin decir nada, instantáneamente supieron que había una conexión entre ellos. Cuando finalmente llegó el turno de Katie de hacer su pedido, Oliver rápidamente ofreció pagar por su café y ella aceptó. Comenzaron a hablar y descubrieron que tenían mucho en común, incluyendo sus gustos por la música y la comida. Luego de intercambiar números de teléfono, la conexión entre ellos solo se intensificó y comenzaron a tener citas regulares. Ahora, años después, Katie y Oliver siguen juntos y felices, agradecidos por haberse encontrado en aquella cafetería.
