Oliver y Laura se conocieron por casualidad mientras disfrutaban de un día soleado en la playa. Ambos estaban leyendo un libro bajo una sombrilla cercana y en un momento dado, una ráfaga de viento hizo que los libros salieran volando hacia el mar. La situación fue extremadamente incómoda para ambos, pero rápidamente se pusieron a trabajar juntos para recuperar los libros perdidos. Oliver fue el primero en atrapar el suyo, pero Laura tuvo más dificultades y terminó siendo arrastrada por la corriente. Oliver no dudó en saltar al agua para ayudarla, y juntos lograron recuperar los dos libros y salir del agua ilesos. A partir de ese momento, comenzaron a charlar y descubrieron que tenían muchos intereses en común. Terminaron pasando el resto del día juntos y, aunque vivían en ciudades distintas, siguieron en contacto y establecieron una amistad duradera que finalmente se convirtió en algo más.
