Orochimaru y Rainer-Maria-Wittenauer se conocieron en las profundidades del bosque sagrado en Japón, completamente por casualidad. Orochimaru, quien había estado buscando un lugar tranquilo para meditar, se topó con Rainer, quien estaba con su cámara fotográfica en busca de la toma perfecta de un búho. Como ninguno de los dos hablaba el idioma del otro, se saludaron con una reverencia y una sonrisa. Orochimaru notó de inmediato la serenidad y la paz que irradiaba Rainer, por lo que decidió unirse a él en su búsqueda del búho. A medida que avanzaban, compartieron un momento único en la vida al presenciar el vuelo de un águila real. Luego, caminaron juntos en silencio hasta la salida del bosque antes de separarse. Orochimaru nunca olvidó ese encuentro y buscó a Rainer en la ciudad donde vive. Desde entonces, son grandes amigos y cada vez que se reúnen, siempre recuerdan ese día maravilloso en el bosque sagrado.