Ana estaba sentada sola en un café tomando su café con leche cuando de repente, notó que alguien se sentaba frente a ella. Era un hombre de enormes ojos verdes. Al principio Ana sintió un poco de timidez, pero el joven hombre parecía tan tranquilo y amigable que pronto se sintió a gusto. Pablo se presentó y comenzó a hablar con Ana sobre su pasión por la actuación. Ana le escuchó encantada, estaba impresionada por su entusiasmo. A pesar de que Ana no tenía el mismo interés en la actuación, el entusiasmo de Pablo la dejó fascinada. Pablo preguntó a Ana sobre sus propios intereses y descubrieron que ambos compartían una pasión por la escritura. Así fue como comenzaron a conocerse, compartiendo historias y sueños mutuos. Desde ese primer encuentro en el café, Ana y Pablo se convirtieron en amigos inseparables. Su interés mutuo por la creatividad les unió y comenzaron a colaborar juntos en varios proyectos. Eventualmente, la relación de amistad de Ana y Pablo creció en algo más. Pronto llegaron a darse cuenta de que su amor era el destino, y desde entonces han compartido su vida y su arte juntos.
