Ana y Pablo se conocieron en una reunión de amigos en común. Fue una noche de verano en la que ambos se encontraban disfrutando de la música y la compañía de los demás. En un momento dado, Ana se acercó a la barra para pedir un vaso de agua y Pablo, que estaba de pie junto a ella, le ofreció un trago de su cerveza. Ana aceptó amablemente y ambos empezaron a hablar de todo y de nada. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por la playa, la música y los deportes. Hablaron durante horas hasta que la fiesta terminó y se despidieron con la promesa de volver a encontrarse pronto. Desde entonces, Ana y Pablo se han convertido en grandes amigos y comparten muchas aventuras juntos.
