Paloma estaba caminando por el parque cuando se tropezó con una piedra y cayó al suelo. Pat, que estaba paseando a su perro, la ayudó a levantarse y se aseguró de que estuviera bien. Paloma, agradecida, le preguntó si le gustaría tomar un café juntos como agradecimiento. Durante el café, descubrieron que tenían mucho en común, especialmente su amor por el arte. Pat era un tatuador y Paloma era una diseñadora gráfica, y rápidamente comenzaron a compartir sus trabajos e ideas. Se hicieron amigos al instante y comenzaron a trabajar juntos en varios proyectos creativos. Con el tiempo, su amistad se convirtió en algo más, y hoy en día Paloma y Pat están comprometidos y continúan trabajando juntos en su proyecto de arte colaborativo. Todo comenzó gracias a una tropezón en el parque y a un extraño que se convirtió en amigo.
