En una tarde calurosa de verano en Nueva Orleans, Tony Thompson estaba caminando por el French Quarter, buscando un lugar para tocar su batería. Mientras caminaba, escuchó el sonido de un bajo distorsionado que lo llevó a un pequeño bar en la esquina. Al entrar, vio a Patrice Jennings tocando el bajo con tanto ritmo que parecía que el suelo temblaba. Tony se acercó a ella después del set y le preguntó si quería tocar juntos algún día. Patrice, lista para una nueva colaboración, aceptó y decidieron reunirse al día siguiente en el estudio de grabación de Tony. Juntos, crearon una química musical única que no se parecía a nada que hubieran hecho antes. Con Tony en la batería y Patrice en el bajo, crearon ritmos que hacían que la gente bailara en las calles. Desde entonces, han tocado juntos en todo el mundo, y su amistad se ha mantenido siempre fuerte. Fue la casualidad lo que hizo que sus caminos se cruzaran, pero fue la música la que los unió para siempre.
