Carol-White y Paul-Burke se conocieron por casualidad en una cafetería en el centro de la ciudad. Ambos estaban esperando a un amigo que nunca llegó, así que decidieron sentarse juntos y charlar sobre sus vidas. Descubrieron que tenían muchas cosas en común: ambos eran amantes de la música clásica, les gustaba viajar y disfrutaban de la lectura de buenos libros. Carol-White y Paul-Burke intercambiaron números de teléfono y decidieron seguir charlando y explorando juntos sus intereses comunes. Con el tiempo, su amistad se fortaleció y se convirtió en algo más profundo, convirtiéndose en una pareja feliz y estable.