Un día, mientras Paul Gilbert caminaba por el centro de la ciudad, vio a una hermosa mujer bailando en la calle. Era Barrie Chase, una talentosa bailarina que se había ganado la vida bailando por las calles de la ciudad. Fascinado por su habilidad y gracia en el escenario improvisado, Paul se acercó a ella y le pidió que se uniera a su banda. Con ganas de probar cosas nuevas, Barrie aceptó y comenzó su aventura musical con Paul. Juntos, crearon una música que combinaba la pasión de Paul por la guitarra y la visión artística de Barrie en la danza. Su amor por la música y el arte los unió, y juntos se convirtieron en un gran equipo creativo.
