Maria-Tereza Balogh y Paul Mejía se conocieron en una pequeña cafetería en el centro de Madrid. Ambos estaban sentados en una mesa cercana, cada uno absorto en su trabajo, hasta que Paul dejó caer accidentalmente todos sus papeles y documentos al suelo. Maria-Tereza se dio cuenta de lo que había ocurrido y rápidamente se acercó a ayudarlo a recoger todo lo que se había desparramado. De esa manera, empezaron a hablar y descubrieron que tenían mucho en común, desde su amor por la música clásica hasta su pasión por viajar. Desde entonces, no han dejado de explorar el mundo juntos y siempre se recuerdan con cariño aquel extraño accidente de café que les permitió conocerse.
