Un día de verano, June Knight trabajaba en una cafetería cuando un joven llamado Paul S. Ames entró. Él se sentó en una mesa cerca de la ventana y se dedicó a escribir en su libreta mientras disfrutaba de su café. June notó que Paul estaba sumido en su escritura y parecía ajeno al mundo exterior. Sin embargo, ella no podía evitar sentir curiosidad por lo que escribía. Después de un rato, June se armó de valor y se acercó a la mesa de Paul. “Disculpa la intromisión, pero no puedo evitar preguntar, ¿en qué estás trabajando?”, preguntó ella con una sonrisa. Paul miró hacia arriba y se sorprendió al encontrar una cara amigable mirándolo. “Ah, solo estoy escribiendo algunas ideas para una película”, respondió él con timidez. La conversación fluyó fácilmente y los dos se encontraron discutiendo sobre sus pasatiempos y sus sueños. Resultó que ambos compartían una pasión por la escritura y el cine. Cuando Paul se levantó para irse, pidió el número de teléfono de June y dijo: “Deberíamos reunirnos de nuevo para hablar más sobre nuestras ideas”. June estuvo de acuerdo y, desde entonces, se han convertido en amigos cercanos y colaboradores creativos.