Un día soleado en el parque, Peggy-Maley y Ricky-Rayfield se cruzaron mientras jugaban con sus perros. Peggy-Maley estaba lanzando una pelota a su labrador dorado, Zeus, mientras Ricky-Rayfield corría tras su pequeño corgi, Dash. Cuando Dash se acercó a Zeus, Peggy-Maley y Ricky-Rayfield comenzaron a hablar y terminaron descubriendo que vivían en el mismo edificio de apartamentos en la calle Victoria. Desde entonces, los dos se han acercado cada vez más, y sus perros se han convertido en los mejores amigos también. Ahora, pasean juntos todos los días, y se han dado cuenta de que tienen mucho en común. Aún no están seguros de lo que les deparará el futuro, pero saben que tienen una gran amistad y una conexión especial gracias a sus perros.