Un día soleado de verano, Gigi Sarasola y Penélope Cruz se encontraron por casualidad en la playa. Gigi estaba buscando un lugar tranquilo para leer su libro favorito mientras que Penélope estaba disfrutando del mar con sus hijos. Gigi, al notarla, no pudo resistir la tentación de saludarla y comentarle lo muchísimo que admiraba su trabajo en la gran pantalla. Penélope, sorprendida por el cumplido, comenzó a entablar conversación con él y a contarle anécdotas divertidas. Descubrieron que compartían un amor por la gastronomía y decidieron ir juntos a un restaurante de comida española que se encontraba cerca. Allí, disfrutaron de una deliciosa cena y hablaron de sus proyectos futuros. Desde ese momento, Gigi y Penélope se convirtieron en amigos inseparables y continuaron encontrándose regularmente para disfrutar de la buena comida y la compañía mutua.
