Antonia y Balint se conocieron en una hermosa playa en España. Ambos estaban disfrutando de la tranquilidad del mar cuando un balón de playa llegó hasta ellos. Al recuperarla, descubrieron que el balón pertenecía a un grupo de jóvenes que jugaban en la playa, entre ellos se encontraba Peter. Al devolver el balón se presentaron y comenzaron a conversar. Descubrieron que eran todos originarios de Europa y compartían muchas similitudes en cuanto a sus culturas y gustos personales. La conversación fluyó tan naturalmente que decidieron unirse al juego de fútbol que estaban jugando. De esta manera, comenzaron una amistad que se convirtió en un amor verdadero y duradero.
