Isabella de Hainault y Felipe II de Francia fueron esposos desde 1180 hasta 1190. Isabella era la hija del Conde de Hainault y hermana del Conde de Flandes, mientras que Felipe II era el rey de Francia. La unión matrimonial entre los dos fue organizada para garantizar una alianza política entre el Reino de Francia y el Condado de Flandes y Hainault. Se sabe poco sobre la relación real entre Isabella y Felipe, pero se presume que fue más una unión política que una unión basada en el amor. La pareja tuvo un hijo llamado Louis, quien más tarde se convirtió en el rey Luis VIII de Francia. Según los registros históricos, Isabella fue muy influyente en la corte de su esposo, y se le atribuye la introducción de la moda de los vestidos ceñidos y las enaguas cortas. Después de la muerte de Felipe II en 1223, Isabella se retiró a un convento y se convirtió en monja. Murió en 1190, mientras aún era reina de Francia. A pesar de su corta vida como reina y de su matrimonio político sin amor, Isabella ha sido recordada como una figura clave en la historia del reino de Francia y de los Países Bajos.
