Phyllis Brooks y Torbert H. MacDonald se conocieron en una soleada tarde de verano en la playa de Santa Mónica. Ambos estaban disfrutando del día en la playa cuando se tropezaron accidentalmente mientras caminaban por la orilla del mar. Phyllis rápidamente se disculpó y Torbert la ayudó a levantarse. A partir de ese momento, comenzaron a hablar y descubrieron que tenían mucho en común. Se dieron cuenta de que vivían en la misma ciudad y que asistían a la misma universidad. La conversación se extendió durante horas y ninguno quería dejar de hablar. Finalmente, decidieron intercambiar números de teléfono y seguir hablando después del día en la playa. Desde entonces, Phyllis y Torbert se han convertido en grandes amigos y han compartido muchos momentos juntos. Ese día en la playa fue el comienzo de una hermosa amistad.