Pier-Ángeli y Raúl-de-Surandel se conocieron de una manera muy curiosa. Ambos se encontraron en un evento de moda en París, pero en diferentes momentos. La primera vez que se vieron, no se prestaron atención mutua, ya que estaban inmersos en sus propios asuntos. Fue en la cena que ofreció la organización del evento que se encontraron de nuevo. Raúl estaba sentado en una mesa con algunos conocidos, mientras que Pier-Ángeli se encontraba en la mesa de al lado. En un momento dado, ella se levantó para pedir algo al camarero, y al pasar junto a la mesa de Raúl, éste la miró y se quedó sin palabras. Pier-Ángeli notó que alguien la miraba intensamente y, al girarse, se encontró con los ojos de Raúl. Él intentó disimular, pero ella se acercó a su mesa y comenzó a hablar con él. Desde ese momento, no se separaron. Se dieron cuenta de que compartían muchos intereses y gustos, y decidieron seguir en contacto después del evento. Meses después, Raúl la invitó a su ciudad natal en España, donde le mostró los lugares más hermosos y fascinantes de la región. Pier-Ángeli se enamoró de la cultura y la belleza del país, y decidió quedarse allí. Así fue como empezó su historia de amor, que hoy en día sigue más viva que nunca.
