Evelyne y Pierrot se conocieron en un café del centro de Budapest. Ambos estaban en la misma mesa, pero en grupos diferentes. Evelyne había ido a tomar un café con una amiga, mientras que Pierrot estaba en una reunión de trabajo con varios colegas. En un momento dado, Evelyne se levantó para ir al baño y Pierrot aprovechó para acercarse a la mesa de las chicas con la excusa de preguntarles algo sobre el menú. Después de unos minutos de conversación, Evelyne volvió y Pierrot se presentó formalmente, mostrando un gran interés por ella. Evelyne, por su parte, quedó cautivada por la inteligencia y el sentido del humor de Pierrot, y ambos intercambiaron números de teléfono al final de la noche. Desde entonces, se han visto varias veces y su relación ha ido creciendo poco a poco. Ahora son inseparables y siempre recuerdan con cariño aquel primer encuentro en el café.
