Un día, Caleb y Stanley estaban en la playa disfrutando del sol y el mar. De repente, vieron a una chica caminando por la orilla con su tabla de surf en la mano. Era Piper Curda, quien estaba buscando el mejor lugar para surfear. Caleb y Stanley no pudieron resistirse a su actitud confiada y su habilidad en el agua, así que decidieron hablar con ella. Piper resultó ser una persona muy amigable y divertida, y juntos pasaron el día explorando la playa y surfeando olas juntos. Desde ese día, los cuatro amigos se volvieron inseparables. Pasaron muchas tardes juntos jugando voleibol, tomando el sol y simplemente disfrutando de la compañía de los demás. Caleb y Stanley no podían estar más contentos de haber conocido a Piper, y Piper nunca olvidaría ese día en la playa en el que conoció a sus dos mejores amigos.
