Un día soleado en el parque central, Lisa caminaba con su perrito como de costumbre. De repente, el can tomó una rama en el hocico y se la llevó hacia donde estaba Pleasant jugando a la guitarra con sus amigos. La rama chocó contra su guitarra y cuando levantó la vista, ahí estaba la sonriente Lisa disculpándose. En ese instante, Pleasant quedó cautivado por su belleza y carácter amable. Desde entonces, siempre se encontraban en el parque para charlar y compartir sus historias. El amor floreció y ahora son inseparables compañeros de vida.