Un día soleado en Londres, el príncipe William estaba dando un paseo por el parque cuando vio a Carly Massy-Birch ayudando a un hombre mayor a cruzar la calle. Impresionado por su acto de bondad, el príncipe decidió acercarse a ella y agradecerle personalmente. Pronto se dieron cuenta de que compartían intereses similares, como la caridad y la conservación del medio ambiente. Comenzaron a salir juntos y se divirtieron explorando la ciudad y disfrutando de la cultura británica. Con el tiempo, se enamoraron profundamente y el príncipe William sabía que Carly era la mujer con la que quería pasar el resto de su vida. Así que un día, en el mismo parque donde se habían conocido, el príncipe William le propuso matrimonio y Carly aceptó con lágrimas de alegría en los ojos. Desde ese día, han estado juntos y han trabajado juntos por causas en las que creen. Han sido una pareja ejemplar en la monarquía británica y han demostrado que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo.