Un día soleado en Mónaco, Princess Stephanie fue a dar un paseo por una de las playas más exclusivas de la costa mediterránea. Mientras caminaba, se topó con un joven apuesto que se encontraba en ese mismo lugar. Era Rob Lowe, quien se había escapado a pasar unos días en el sur de Francia para desconectar de su agitada vida en Hollywood. Al principio, se saludaron tímidamente y siguieron con sus respectivos planes. Pero más tarde, mientras disfrutaban del sol y el mar, comenzaron a conversar sobre sus vidas, intereses y sueños. Descubrieron que compartían muchas cosas en común y rápidamente congeniaron. Pasaron el resto del día juntos, caminando por la playa, comiendo en un pequeño restaurante y riendo como si se conocieran de toda la vida. Al despedirse, prometieron mantener el contacto y seguir en contacto, aunque cada uno volvería a sus respectivos lugares en el mundo. Desde entonces, Princess Stephanie y Rob Lowe se han mantenido en contacto y han formado una gran amistad. A menudo se ven en eventos solidarios y ocasiones especiales, donde siempre se divierten y disfrutan de su compañía mutua.
