Fred y Ciarla se conocieron en una estación de tren mientras esperaban a sus respectivos trenes. Casualmente, ambos estaban leyendo el mismo libro y comenzaron a hablar sobre él. La conversación fluyó tan fácilmente que se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Intercambiaron números y comenzaron a salir juntos después de ese día. Mientras tanto, Priscila y Pires se conocieron en una boda. Priscila estaba sentada sola en una mesa y Pires, quien era amigo del novio, notó que ella parecía aburrida. Se acercó a hablar y descubrieron que ambos tenían la misma pasión por los viajes y la comida. Pasaron la noche bailando y compartiendo historias de sus aventuras en el extranjero. Intercambiaron números al final de la noche y desde entonces han sido inseparables.
