Priscilla-Lane y Oren-Haglund se conocieron en un café en el centro de la ciudad. Priscilla estaba sentada leyendo un libro de poesía, mientras que Oren estaba hablando por teléfono en una mesa cercana. De repente, Priscilla se levantó y se acercó a la mesa de Oren, preguntándole si podía unirse a su conversación. Oren, sorprendido pero encantado, aceptó. La conversación comenzó con un intercambio de ideas sobre sus libros favoritos y pronto se convirtió en una discusión animada sobre la vida, el amor y la felicidad. Se dieron cuenta de que compartían muchas de las mismas ideas y valores, y comenzaron a quedar para tomar café y hablar. Pasaron muchas tardes juntos, explorando la ciudad, visitando museos y asistiendo a conciertos de música clásica. Descubrieron que compartían una pasión por el arte y la belleza, y pronto se enamoraron profundamente el uno del otro. Un día, mientras caminaban por un jardín botánico, Oren se arrodilló y le propuso matrimonio a Priscilla. Ella aceptó con lágrimas en los ojos, y los dos se dieron un gran beso bajo la sombra de un árbol. Desde ese día, Priscilla y Oren han sido inseparables, viviendo felices por siempre.
