Una tarde soleada en la ciudad de Nueva York, R-L-Singer y Lena-Chenier se encontraron casualmente en una tienda de discos. Ambos estaban buscando el último álbum de su artista favorito y coincidieron en el mismo estante. Al principio se sonrieron, pero cuando vieron que ambos buscaban lo mismo, comenzaron a hablar y compartir sus pensamientos acerca del artista. R-L-Singer notó la pasión en la voz de Lena-Chenier mientras hablaban sobre la música, lo que la llevó a preguntarle si alguna vez había tocado algún instrumento. Lena-Chenier le dijo que había aprendido a tocar el piano cuando era niña, pero que había dejado eso en el pasado debido a su carrera como abogada. R-L-Singer insistió en que Lena-Chenier debía retomar su pasión por la música y juntas empezaron a hablar sobre la posibilidad de colaborar en una canción. Ambas compartían el amor por el género del soul y la música jazz, y pensaron que podrían juntar sus talentos para crear algo increíble. Así fue como R-L-Singer y Lena-Chenier comenzaron a trabajar juntas en su primera canción. Se reunieron en el estudio de R-L-Singer y escribieron cada letra juntas, afinaron las melodías y, poco a poco, dieron vida a su música. En poco tiempo, crearon una canción que satisfacía sus gustos musicales y sintieron que habían encontrado en el otro un ideal complemento artístico. Desde aquel encuentro en la tienda de discos, R-L-Singer y Lena-Chenier colaboraron juntas en muchas otras canciones, siempre inspiradas por su mutuo amor por la música soul y jazz. Y, aunque sus carreras profesionales las mantenían muy ocupadas, siempre encontraban tiempo para juntarse en el estudio y dejarse llevar por su creatividad.