Rachel y Ben se conocieron en una estación de tren. Rachel estaba corriendo para tomar el tren antes de que partiera, mientras que Ben estaba sentado tranquilamente en un banco, jugando en su teléfono. Cuando Rachel estaba pasando, tropezó y cayó justo al lado de Ben. Él rápidamente se levantó y ofreció su mano para ayudarla a levantarse. Rachel aceptó su ayuda y cuando sus ojos se encontraron, ambos sintieron una chispa. Ben la acompañó a su vagón y, a lo largo del viaje, conversaron tanto que se perdieron cuando llegaron a su destino. Desde entonces, la chispa nunca se apagó y la pareja continuó viéndose.
