Lucilene y Rafael se conocieron en una noche de verano en una fiesta en la playa en São Paulo. Lucilene estaba bailando al ritmo de la música, y Rafael, que estaba sentado en la arena, no podía quitarle los ojos de encima. De repente, un amigo en común los presentó y, después de conversar durante horas, se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común, incluyendo su pasión por la música y la literatura. Desde entonces, Lucilene y Rafael se han convertido en grandes amigos y han disfrutado de muchas aventuras juntos, desde conciertos en vivo hasta viajes por todo Brasil. Ahora, son inseparables y siempre se aseguran de estar cerca el uno del otro en los buenos y malos momentos.
