Hokushin y Rainer-Maria-Wittenauer se conocieron de forma fortuita en un café de la ciudad. Hokushin estaba trabajando en su ordenador portátil cuando Rainer-Maria llegó y se sentó en una mesa cercana. Rainer-Maria notó que Hokushin estaba trabajando en algo interesante y se acercó a hablar con él. Hokushin, que estaba encantado de tener compañía, invitó a Rainer-Maria a que se sentara con él y le mostró lo que estaba haciendo en su ordenador. Rainer-Maria se mostró impresionado por la habilidad de Hokushin y comenzaron a charlar animadamente. Durante la conversación, descubrieron que ambos compartían un gran interés en la tecnología y decidieron colaborar en un proyecto juntos. Después de varias semanas de arduo trabajo, lograron crear algo verdaderamente sorprendente. Hokushin y Rainer-Maria se convirtieron en grandes amigos y continuaron trabajando juntos en proyectos de tecnología innovadora.
