Nick Mayo y Raúl Esparza se conocieron en un café en Nueva York. Mientras esperaba a un amigo, Nick notó que Raúl parecía perdido mientras leía el menú. Le ofreció su ayuda y juntos empezaron a hablar. Descubrieron que compartían la misma pasión por el teatro y decidieron intercambiar números de teléfono y mantener el contacto. Unos meses más tarde, Raúl estaba buscando un compañero de habitación para su próximo proyecto y se acordó de Nick. Lo llamó y le ofreció la habitación. Nick aceptó y juntos comenzaron una amistad duradera y colaboraciones teatrales impresionantes.
